Alumnos de 2do. grado "A" leyeron este hermoso cuento. Aca te dejamos una linda version para que la disfrutes!!!!
La
Princesa y el Guisante
Érase una vez un
príncipe que quería casarse, pero tenía que
ser con una princesa de verdad. De modo que dio
la vuelta al mundo para encontrar una que lo
fuera; pero aunque en todas partes encontró no
pocas princesas, que lo fueran de verdad era
imposible de saber, porque siempre había algo en
ellas que no terminaba de convencerle. Así es
que regresó muy desconsolado, por su gran deseo
de casarse con una princesa auténtica.
Una noche
estalló una tempestad horrible, con rayos y
truenos y lluvia a cántaros; era una noche, en
verdad, espantosa. De pronto golpearon a la
puerta del castillo, y el viejo rey fue a abrir.
Afuera
había una princesa. Pero, Dios mío, ¡qué
aspecto presentaba con la lluvia y el mal tiempo!
El agua le goteaba del pelo y de las ropas, le
corría por la punta de los zapatos y le salía
por el tacón y, sin embargo, decía que era una
princesa auténtica.
«Bueno,
eso ya lo veremos», pensó la vieja reina. Y sin
decir palabra, fue a la alcoba, apartó toda la
ropa de la cama y puso un guisante en el fondo.
Después cogió veinte colchones y los puso sobre
el guisante, y además colocó veinte edredones
sobre los colchones.
La que
decía ser princesa dormiría allí aquella noche.
A la
mañana siguiente le preguntaron qué tal había
dormido.
-¡Oh,
terriblemente mal! -dijo la princesa-. Apenas si
he pegado ojo en toda la noche. ¡Sabe Dios lo
que habría en la cama! He dormido sobre algo tan
duro que tengo todo el cuerpo lleno de
magulladuras. ¡Ha sido horrible!
Así
pudieron ver que era una princesa de verdad,
porque a través de veinte colchones y de veinte
edredones había notado el guisante. Sólo una
auténtica princesa podía haber tenido una piel
tan delicada.
El
príncipe la tomó por esposa, porque ahora pudo
estar seguro de que se casaba con una princesa
auténtica, y el guisante entró a formar parte
de las joyas de la corona, donde todavía puede
verse, a no ser que alguien se lo haya comido.
¡Como
veréis, éste sí que fue un auténtico cuento!
FIN
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